Nuevamente grandes diferencias entre las críticas de los periódicos ovetenses.
Elogios habituales de Cosme Marina para LNE.
Fusch estéticamente nos acerca la obra a través de un sutil juego de enredos que se despliega visualmente a través de una iluminación con detalles tenebristas (firmada por Bruno Poet) y mediante un estrafalario vestuario, nada ingenuo por otra parte, y una escenografía sucinta hasta decir basta -ideal para tiempos de crisis-.
Críticas habituales de Aurelio M. Seco para LVdA.
El tercer título de la actual Temporada de Ópera de Oviedo ha vuelto a defraudar, por culpa de una puesta en escena de Olivia Fuchs fuera de lugar, que desvirtuó por completo la obra de Mozart transformándola en una ingenua y superficial fantasía pueril, una más que discreta versión musical de la Oviedo Filarmonía, en manos de un director solvente pero muy poco acertado, y un reparto cumplidor que, a pesar de no hacerlo mal, fue incapaz de levantar una producción que, desde el primer minuto, resultó lamentable en su concepto.
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