Despropósito en La Voz.
La función tuvo visos de comedia surrealista más que de divertida opereta de costumbres vienesas, cosa que percibió buena parte del público, incapaz de entrar al juego de las ramplonas bromas y guiños propuestos, y de los aplausos intencionadamente impuestos por una presunta claque que, sin ningún complejo, pretendió dirigir al público con más intención que resultados.
Luz y sombra en El Comercio.
al situar la acción en el siglo XX con pinceladas locales a la actualidad, la opereta pierde chispa, ritmo, ligereza y claridad a partir del segundo acto: la acción se alarga y embarulla. La fiesta decadente en la casa del príncipe Orlofsky se hace cansina.
Alta comedia en La Nueva.
todo aquello que debe ser agilidad y fulgor trepidante rozó el tostón en algunos pasajes en los que la acción se atascó.
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