Todo lo dicho anteriormente no quiere decir que la obra sea una obra maestra, al fin y al cabo tanto libretista como compositor afrontaban su primer acercamiento al género, porque el desarrollo es irregular. Como insinuabamos, el primer acto resultó un poco aburrido y demasiado extenso como mera presentación, pero la segunda parte, que comprendía los actos II y III, aprovecha ya toda la fuerza dramática del texto, para sacudir al público y conquistarlo. Quizás también se pudiera prescindir de algún personaje cuya participación es poco más que anecdótica, o redondear algunas escenas, pero el global es de notable. El final también nos dejó una impresión insatisfactoria, un poco un parche o un tanto forzado.
Aparte de los autores, el éxito también debe recaer en los intérpretes. Para empezar por el trabajo de Serrate, al servicio de la obra, y de la OSPA, y continuando por la enorme respuesta del Coro, exigido como pocas veces al ser una obra tan global. El reparto, aquí doble y combinado en ambos mezclando los nombres más y menos conocidos, reunía un plantel de buenos cantantes españoles para afrontar una partitura muy exigente en la vocalidad de la mayoría de papeles. Protagonista la Laurencia de una Mariola Cantarero que parecía haber desaparecido del circuito y ha vuelto con intensidad dramática y buenas prestaciones vocales. El Comendador de Damián del Castillo fue otro activo importante, demostrando la buena evolución de un cantante ya preparado para papeles importantes. Sola quedó lastrado por sus problemas en la zona aguda, mientras que Sanabria lució especialmente en su "bolero". Intenso Crespo en su papel de alcalde, así como Gaudí y Pardo en sus cometidos, que supieron aprovechar. Exprimiendo brillantemente Cansino su pequeño papel para lucir más de lo que se pudiera esperar. y García-López suficiente como juez o torturador, en un papel, siendo generosos, secundario.
Y la puesta en escena efectiva. Cambiando de época, suponemos que con la aprobación del libretista, que estuvo presente en todo el proceso de ensayos, no sabemos si con necesidad o no, pero funciona y retrata y traduce básica, pero inteligentemente, las vicisitudes del texto. Las proyecciones fueron también un buen recurso para ayudar a traducir los recovecos de la historia.
En fin una gran noche, ¿quizás alguien dijo histórica?, para Ópera de Oviedo, que esperemos sea secundada por más teatros, sobre todo para ayudar a amortizar tanto el esfuerzo artístico como el económico que ha supuesto para nuestra Temporada. Bastante butaca vacía en todas las zonas, que merecen mejor destino en las sucesivas funciones.
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