8 dic 2017

Cantar en tiempos revueltos.

Es difícil encontrar hoy en día cantantes para determinados papeles. Así algunos de los títulos emblemáticos del repertorio se ven perjudicados en su programación por los teatros de ópera. Curiosamente, derivado sin duda del aniversario de Giordano, ayer coincidieron dos teatros, Scala y Campoamor, con sendas producciones de Andrea Chénier. En lo que a nosotros nos afecta, y con el mérito añadido del reparto casi integramente español, una función de gran valía.

En esta ópera abundan las piezas conocidas y encontramos versiones grabadas con algunos de los mejores cantantes de la historia. Sin pretender comparar, el trío protagonista reunido ayer nos ofreció las suficientes razones para entender el porqué de que la ópera italiana ha triunfado, y triunfará, en los teatros de todo el mundo. Pasión, entrega, sentimientos básicos y recursos efectistas y efectivos que conquistan el corazón del público.

Para empezar, la Maddalena de Ainhoa Arteta se resolvió con gran éxito en tan difícil parte, con brillo especial en dúos y en su aria, en un papel que seguramente hará suyo en sucesivas ocasiones. La voz sigue siendo conservando belleza, algún sonido por arriba un tanto agrio si acaso . Se mostró como una cantante de talento dramático muy apropiada para estos roles veristas.

Carlos Álvarez fue anunciado convaleciente y, aún así, volvió a mostrar su bella voz, con esa nobleza baritonal que tanto escasea hoy, y su entrega, que le convierten en uno de los mejores barítonos mundiales tras los problemas pasados hace unos años.

El tenor Jorge de León debutaba operísticamente en nuestro teatro y se mostró brillante en el canto heroico, y más limitado en el aspecto poético del personaje. Algún problema de afinación y una emisión "difícil" le lastran en esos momentos más líricos, pero la voz sigue epatando en el público, hoy tan desacostumbrado a escuchar determinadas voces.

Cuenta esta ópera con gran número de partes secundarias que fueron servidas entre lo decepcionante de Pintó y Rguez-Cusí a lo más atractivo de Crespo, Díaz o Sanmartí. Cumpliendo los Plazaola, Oller, Gómez Díaz.

El coro volvió a dar una buena ejecución, al igual que la Oviedo Filarmonía fluidamente conducida por el competente Marcianò.

Y la parte escénica del equipo de Romero Mora prescindió de iluminadas visiones y optó por atender al libretto y a casi todas sus indicaciones, conquistando también su trabajo el favor del público.

En suma una velada operística que satisfizo al público, que llenó prácticamente el teatro, que premió con entusiasmo a todos los participantes.

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