12 sept 2014

Otello no encandila.

Otello es mucho más que una ópera que dependa sólo de su protagonista. Tiene tres personajes que pueden ofrecer momentos muy disfrutables al espectador. Si los tres suman, el triunfo espera; si alguno falla, podremos tener distintos grados de decepción.

Desdemona representa la bondad, resignada incluso hasta el sacrificio. Un personaje de una pureza que se manifiesta en la música que Verdi le escribió. Es preferible que la soprano se recree en los efectos canoros más que en los dramáticos. Borsi mostró una voz muy interesante de Lírica, nos gustaría verla en algún Puccini, demostrando con crescendi y piani su capacidad para expresar. Quizás algún engolamiento en el centro y unas oscilaciones que puedan plantear dudas sobre su futura salud vocal.

Yago es, evidentemente, la personificación del mal. Un papel ideal para el lucimiento del barítono, porque incluso tiene sus partes cómicas. Rodríguez resolvió la parte aceptablemente, conquistando a la mayor parte del público con su canto generoso y vibrante. No obstante cabría pedirle, porque creemos que puede, que sacase algo más del personaje.

Otello parece apuntar a que un tenor di forza sea quien lo afronte, pero no conviene olvidar que tiene pasajes de canto tan delicados y tranquilos como el dúo de amor o la parte tras el asesinato de su esposa . Por tanto es necesario alguien que cante a voz plena, pero no por ello olvide el lirismo. Dean Smith pareció quedarse en el término medio justo para demostrar que no tiene ninguna de las dos cualidades. Aunque tiene cierta nobleza en el canto, también limitaciones en volumen y expresividad, sin contar con cierta facilidad para el "accidente".

El resto de personajes servidos por un elenco en general cumplidor. Con algunos habituales como Esteve o Palatchi en su línea. El resultado del duro trabajo del Coro, o de parte al menos, nos pareció menos brillante que otras veces.

A Abel quizás achacarle falta de vigor, que no de violencia. Nos quedó una sensación un tanto monótona, pero consiguió sacar a la Oviedo Filarmonía su acostumbrado nivel.

Propuesta escénica prescindible. Nada de lo que cambia parece que sirva para apreciar mejor la obra. En la "mejor" tradición de acercamientos alemanes a la Ópera italiana.

La acostumbrada buena entrada, aunque se veían bastantes huecos en las zonas menos "nobles", y el público pareció decantarse por Borsi y Rodríguez en los formales aplausos finales. Leves muestras de protesta a la labor escénica.

No hay comentarios:

Publicar un comentario