Sabido es que en una función de ópera se suman, hasta se multiplican, varios factores que contribuyen en diferente medida al éxito o fracaso de la misma. En nuestra Temporada se ha venido privilegiando últimamente el factor escénico y, como el dinero no alcanza para todo, otros como el meramente musical han salido perjudicados.
Ayer teníamos una ópera, en versión de concierto en el Auditorio Ppe. Felipe, muy difícil de ver por las exigencias en cuanto a reparto y coro sobre todo, pero como no hubo escena pudimos ver lo que creíamos en vías de extinción por estas tierras: Un reparto homogéneo en el que todos los papeles estuvieron bien servidos. Algunos excelentemente como, por ejemplo, Furlanetto y Anger, y demostrando que una buena elección de cantantes, sin las incomprensibles lagunas habituales de nuestros repartos, es posible y, sobre todo, fructífera; añadamos además un coro y una orquesta estupendos, unidos y guiados sabiamente por un director notable.
Así, privilegiando el factor musical el éxito fue considerable, intenso, sincero, con un Auditorio entregado en las ovaciones finales. Cabe pensar que nuestros inteligentes responsables habrán tomado buena cuenta del éxito y del porqué.
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