Esta vuelta de Don Giovanni al Campoamor se hacía con la ya conocida, y deseamos fervientemente que amortizada, producción de Kirchner. Volvían también algunos de los miembros del reparto de hace cinco años, mezclándose con algunos nuevos cantantes.
Entre los nuevos estaba el titular del papel principal, Rodion Pogossov, al que habíamos visto anteriormente en un Belcore. Evidentemente no hay color entre lo exigido para uno y otro cometido. Aquí Pogossov, que debutaba el papel, decepcionó. La voz es limitada tanto en volumen como en calidad, pero además el intérprete se mostró plano y vacío en su expresión, con nula intención en el decir, desaprovechando páginas tan lucidas como el "vieni alla finestra" o el dúo con Zerlina. Hasta dió la sensación de estar perdido y desorientado en algunas entradas.
Otra novedad la constituían las damas. Da gustó escuchar a profesionales tan serias y tan solventes como María José Moreno que, aunque el papel pueda no ser el más adecuado a sus características vocales, sale airosa y deja momentos de belleza como en su "Non mi dir".
Tola optó por mostrar la Donna Elvira terremoto que olvida el carácter noble y señorial, que también lo tiene, del personaje. Su timbre suena muy castigado, molesto en muchas ocasiones y en su aria del segundo acto se unieron esas limitaciones a algún problema de afinación. Provocar el sufrimiento en los oídos del oyente dista mucho de ser belcanto.
Zerlina era Maren Favela que, sustituyendo a Auxiliadora Toledano, dejó apuntes interesantes, y se benefició de que su personaje es uno de los que más suele conectar con el público. Orlov cumplió justito su aparición como Commendatore.No podemos decir lo mismo del Massetto, otro de esos cantantes que nos vamos a buscar al extranjero cuando parece que no habría sido difícil encontrar aquí a alguien capaz de llegar a su exiguo nivel.
Entre los "repetidores" teníamos al tenor Lozano que, tras una incomprensible decisión de casting y suya por aceptarlo, nos había torturado con el Lindoro, de Italiana. Volvía pues con el Don Ottavio que tan buena impresión había dejado. Cinco años después la evolución no es especialmente significativa. Mejor en línea de canto, incluída afinación, ligando bien frases y con alguna intención detallista. Nos disgustó en los recitativos, blandurrios y sin brío, en los que molestaba más su emisión nasal.
El otro que repetía era el bajo-barítono Orfila que, nuevamente, conquistó al público. Es evidente que transmite y conecta bien con el público. Pudiera haberse mostrado más imaginativo en el "catalogo", pero al parecer aún arrastraba unos problemas de salud, además del exceso gesticular y actoral al que le obliga la producción. Cabe pensar que haberle dado el papel titular no hubiese sido mala idea, pero alguien debió pensar aquello de "más vale pájaro en mano...".
Coro aceptable, poca labor tiene. Esta vez le tocó el vestuario más ridículo a la parte masculina.
Albiach lidió con la Oviedo Filarmonia que, una vez más, se mostró poco cohesionada. Sobre todo en el primer acto nos sonaba todo a desbarajuste. En Mozart cualquier desajuste se nota mucho y aquí hubo mucho que notar.
Dariamos un aprobado justo a este D.G., ya que acaba el curso, en la esperanza de que no se repita hasta encontrar una producción mejor, un director más acertado y un elenco más consistente.
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