Segunda representación de Don Carlo en el día en que se recuerda el fallecimiento de Verdi, pero esta efemérides no mereció un recuerdo por parte de Opera de Oviedo antes de la representación.
Teatro casi lleno en un título querido aquí y con algún artista con tirón (tira más una Arteta que dos carretas) con un público afectado por las enfermedades habituales. Pocos aplausos durante la función y bastante generosos para todos, especialmente para Arteta y Rodríguez, en los saludos.
En una coproducción de Giancarlo Del Monaco de corte bastante clásico, elegante en su mayor parte, aunque con las habituales insensateces con afán de protagonismo de tantos responsables escénicos como, por ejemplo, cambiar el final para que sea Felipe II el que mate a Carlo. Vestuario elegante, decoración inteligente y una iluminación rutinaria. La dirección de actores fue simplona y escasa, y quizás con mucha aglomeración de figurantes para lo que es el Campoamor. También criticable el tratamiento del personaje titular que cantó la mayoría de la función de rodillas o tirado.
La dirección musical corría a cargo de Corrado Rovaris, que volvía tras su éxito en el Grimes, y se esperaba más, pecó de falta de nervio y brio, ofreciendo una lectura blandita, de menos a más. La OSPA correcta y el coro ha tenido mejores días.
Programar Don Carlo conlleva la dificultad de elegir seis cantantes verdianos importantes y eso, hoy en día, es tarea difícil. Lógicamente en el reparto hubo luces y sombras. Empezando con el protagonista, Secco, de voz liviana y un tanto anodina, que saco el papel con profesionalidad y más intenciones que medios.
Arteta es una cantante muy llamativa para gran parte del público. Su voz tiene brillo, aunque también vibrato, el centro es más ancho ahora y los graves son efectistas, dota a su canto de buenas intenciones. Fue la gran triunfadora en el "aplausometro".
Bou es un cantante que ha ido creciendo en nuestra Temporada y ahora se le daba la oportunidad, arriesgada, de afrontar un papel emblemático de su cuerda. En un papel en el que hay que cantar mucho y bien, sobrevivió, pero se ha de pedir mucho más para poder lucir en el Felipe II.
Rodríguez no es el rey del matiz, pero pareció el más verdiano de todos, ayudado de su voz bella y de acentos nobles.
Alex Penda, más efectista que efectiva, con un fraseo agresivo, al menos encendía el ambiente en sus intervenciones, pero su canto resulta al final vulgar.
Muy interesante Faria como Gran Inquisidor, aunque nos hubiese gustado una voz con más autoridad para este personaje.
El resto de papeles dentro de la corrección.
En suma, un Don Carlo irregular, con ratos disfrutables y otros prescindibles. Adecuado cierre de una temporada bastante gris.
P.D. Se entregaba gratuítamente esta vez el "Programa de mano" gracias al patrocinio de Banco Herrero/Sabadell, y no podemos dejar de señalar la incongruencia de que aparezca el libretto solamente en su traducción al castellano y no el original, en italiano en este caso.
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